Dic 22

Alzheimer y desodorantes.

La mayoría de las personas no sabe por qué transpira.  Los antitranspirantes  y los perfumes se han integrado tanto a nuestras vidas que pocas veces pensamos por qué los necesitamos y si realmente los necesitamos.  Pero más importante aún es saber si pueden perjudicarnos.

Los desodorantes y los antitranspirantes se inventaron porque cada vez más personas empezaron a transpirar excesivamente y a desprender mal olor.  Ahora lo normal parece ser ponerse cada mañana spray en las axilas y olvidarse de ese «mal olor» durante el resto del día.   Pero transpirar no es malo, sino que es la forma natural del cuerpo de deshacerse de ciertos productos residuales y de refrigerarse.  Al igual que los intestinos, el hígado, el sistema urinario y los pulmones, nuestras glándulas sudoríparas tienen, además, el objetivo de mantener el cuerpo limpio.  Si no, ¿para qué las tendríamos?

Desodorante

Que el cuerpo transpire una vez al día, incluso durante unos cuantos minutos, es una buena forma de mantenerse sano.  Por el contrario, tapar los poros con productos químicos tales como maquillajes, cremas de belleza, bloqueadores solares, antitranspirantes, etc. es perjudicial para la piel.  Intentar impedir que las glándulas sudoríparas eliminen los residuos del cuerpo es como intentar manejar un automóvil con el tubo de escape tapado.

 

Muchas personas creen hoy día que necesitan productos químicos para controlar su olor corporal.  Sin embargo, lo cierto es que el cuerpo se ve obligado a evacuar una parte de los residuos tóxicos a través de la piel, porque los demás órganos de eliminación, como el colon, el hígado, los pulmones y los riñones están muy congestionados.  Los productos químicos bloquean la excreción de toxinas a través de la piel, lo cual puede ser bueno para el olfato, pero produce una acumulación constante de toxinas en la piel y los tejidos conectivos subyacentes; además potencia el crecimiento bacteriano y el riesgo de contraer enfermedades cutáneas, entre ellas el cáncer de piel.

El olor corporal no se debe al sudor.   El sudor es un fluido inodoro que en un 99% está formado por agua. El sudor normal se evapora con gran rapidez y no deja ningún olor desagradable.  El olor ligeramente desagradable de las axilas o de la piel se produce sólo cuando el cuerpo necesita la acción de las bacterias para eliminar el exceso de sudor que no puede eliminar el aire fresco, normalmente debido al uso de prendas sintéticas que no permiten una aireación adecuada.  En una extensión de la piel equivalente a una moneda puede haber hasta medio millón de bacterias.  Además, cuando hay una cantidad excesiva de toxinas que tienen que ser digeridas por las bacterias se genera un fuerte olor a podrido.  Los microbios destructivos producen de forma natural gases malolientes cuando digieren los residuos. El olor de la piel puede ser una señal de estreñimiento y puede venir acompañado de mal aliento. También es indicio de un mal funcionamiento del hígado y de los riñones.  El cuerpo pide ayuda a gritos, pues las toxinas están «reventando las costuras».   Pero en lugar de interpretar los síntomas del cuerpo como una señal de desequilibrio y una demanda de cuidados, la mayoría de las personas se limitan a buscar la manera de acallarlos.  Si el olor corporal sólo se produce ocasionalmente, puede deberse a una indigestión o a los productos químicos contenidos en los alimentos.

A fin de combatir las bacterias, la mayoría de las personas utilizan desodorantes, y para abordar el exceso de humedad de las axilas, se aplican antitranspirantes.  Los desodorantes contienen germicidas que matan los microbios, y en el caso de la mayoría de las marcas, un perfume sintético que oculta el olor del germicida. Los dos ingredientes activos más comunes en los desodorantes/antitranspirantes son el clorhidrato de aluminio o el clorhidrato de circonio de aluminio.  Estos productos químicos reaccionan con la proteína que contiene el sudor y forman un gel que bloquea parcialmente la capacidad de las glándulas de excretar líquido.  La piel absorbe con facilidad esos productos químicos.  Cada vez está más claro que las personas que sufren de Alzheimer tienen grandes cantidades de aluminio en el cuerpo, posiblemente y en parte debido a la utilización de desodorantes.

Alzheimer 2

Las ollas y utensilios de alumnio también contribuyen a la ingesta de metales pesados y a las consecuentes enfermedades que estos producen.

ollas de aluminio

Las frutas y verduras sintetizan en forma natural el aluminio.  Este mineral iónico orgánico no tan solo no es perjudicial, sino que además es esencial para el cuerpo humano. Por el contrario, el aluminio producido sintéticamente es muy tóxico.  El argumento industrial de que el aluminio puede encontrarse en casi todas partes en la naturaleza es muy engañoso, porque los dos tipos de aluminio tienen efectos completamente contrarios  en el organismo.  Lo mismo ocurre con todos los minerales y los oligoelementos, incluido el oro, la plata, el plomo, e incluso el arsénico. En su estado iónico, del tamaño de algunos angstrom (procesado por plantas), estas sustancias son esenciales para nuestro organismo, pero cuando se toman en forma metálica inorgánica pueden provocar una intoxicación grave y otros trastornos.  Los antitranspirantes y desodorantes vienen envasados en metales pesados y productos químicos venenosos. Al aplicarlos sobre la piel penetran en la sangre y terminan acumulándose en el hígado, los riñones, el pecho y el tejido cerebral.

Estos productos no serían tan perjudiciales para el cerebro y otras partes del cuerpo si se excluyeran todas las demás causas de acumulación de metales.  Un ciudadano medio de cualquier país absorbe todos los días de 10 a 100 mg de aluminio que se desprenden de los utensilios de cocina de aluminio, se ingieren con el bicarbonato o proceden de otras muchas fuentes. Y aunque la causa de la enfermedad de Alzheimer sigue sin estar clara, las investigaciones apuntan a que la toxicidad del aluminio puede ser una de las causas principales.

Finalmente, los desodorantes y antitranspirantes al bloquear parte del sistema linfático y dispersar las toxinas junto a las sustancias químicas contenidas en esos productos por otras partes del cuerpo, entre ellos los senos, pueden dar pie a la formación de tumores y a producir cáncer de mama.

 

ALTERNATIVAS AL DESODORANTE QUÍMICO

¿Qué hacía la gente cuando no existían los desodorantes químicos actuales?  ¿Cómo se protegían del mal olor corporal? Aquí hay algunos consejos que podemos seguir para prevenir el olor axilar sin enfermarnos por usar los tóxicos y perniciosos «desodorantes de farmacias y supermercados».

1. Piedra alumbre. Es una piedra usada como desodorante natural, es barata y puede durarnos varios meses o incluso años.  Funciona extraordinariamente y no tiene efectos secundarios.  Hay que humedecerla un poco, pasarla por la axila, enjuagarla y guardarla.   El alumbre no es clorhidrato de aluminio sino una sal natural mineral y es totalmente inocua.   Las sales minerales de la piedra alumbre no bloquean la transpiración, sólo esconden el olor.

piedra alumbre

2. Mejorar la alimentación. Lo ideal para evitar que el cuerpo recurra a bacterias para eliminar la transpiración es tener un hígado y riñones limpios y descongestionados, y por supuesto libres de cálculos biliares y renales. Conviene evitar alimentos acidificantes como proteinas animales, grasas y almidones, azúcar, leche de vaca y alimentos procesados en general.  Cuanto más procesados son los alimentos, tanto más residuos tóxicos se tendrán que eliminar a través de la piel. La digestión de las toxinas que llevan a cabo las bacterias de la piel  produce un olor corporal desagradable.  Especialmente las personas que comen carne suelen tener un mal olor corporal.  Para eliminar esos olores lo mejor es seguir una alimentación basada en frutas, hortalizas y ensaladas como fuente principal de alimentos,  que forman sustancias alcalinas y que además funcionan como agentes depuradores naturales.

frutas y verduras

3. Ropa adecuada.  Lo mejor es usar ropa de algodón holgada; los tejidos sintéticos impiden que la piel respire y elimine toxinas.

4. Aceite esencial.  Se puede preparar una solución con el aceite esencial que se prefiera y humedecer las axilas con dicha mezcla.  Para prepararla basta una o dos gotas en 30 ml de agua agitando bien para disolver el aceite.  En las tiendas de aromaterapia o en algunas farmacias homeopáticas o de productos naturales se pueden encontrar buenos aceites y de aromas exquisitos. Si bien pueden parecer algo caros, nos pueden durar muchos meses dado que se usan diluidos.

aceite esencial

5.Piedras de sulfato potásico.  En algunas tiendas de productos naturales es posible conseguir piedras desodorantes hechas con materiales naturales no tóxicos como el sulfato potásico, llamada también piedra de sal de potasio, y con otros minerales coloidales.  Son puras e inocuas e impiden que proliferen las bacterias si se aplican justo después del lavado.

 

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