Los Tres Pilares de la Salud
La verdadera salud se fundamenta en 3 grandes pilares:
- La salud del cuerpo físico
- La salud de los cuerpos invisibles
- La salud del alma.
Para entender este triple concepto, debemos responder primero algunos interrogantes:
– ¿Qué es salud?
– ¿Qué es enfermedad?
– ¿Qué son los cuerpos invisibles y cuál es su relación con el alma?
QUÉ ES SALUD
El diccionario de la lengua española se refiere a la salud como:
- Estado en que el organismo ejerce normalmente todas sus funciones.
- Estado general del organismo
- Buen estado y funcionamiento de un colectivo o una actividad
- Salud mental Estado de equilibrio psíquico y emocional.
Como vemos, la salud se relaciona con el concepto de equilibrio y funcionamiento normal de un organismo (o de la psique en el caso de la salud mental y emocional).
La salud es inherente al ser humano
La salud es un estado inherente al ser humano y, salvo algunas excepciones, también es una función innata de él. Tales excepciones se refieren a aquellos niños que nacen con alguna malformación o alteración genética, pero para que éstas se hayan producido durante el proceso de gestación, algo debe de haber ocasionado esa desviación, no por casualidad, por azar o por mala suerte. Siempre hay una causa para estos casos aunque no sea conocida.
Según las convenciones de la medicina científica, la salud es la ausencia de enfermedad. Nosotros afirmamos todo lo contrario: la enfermedad es la ausencia o pérdida de la salud. Análogamente podemos decir que la oscuridad es la ausencia de luz, y no que la luz es ausencia de oscuridad. Lo natural es que haya salud, pero cuando por alguna causa ésta se ve alterada, entonces aparecen síntomas que los médicos han denominado «enfermedad». La salud no existe porque no haya enfermedad, sino todo lo contrario, enfermedad existe al no haber salud, o al estar ésta afectada o alejada de lo normal. En otras palabras, estar sano no es «no estar enfermo».
La salud de una persona puede compararse con el estado mecánico de un automóvil. Cuando compramos un automóvil «cero kilómetros» todo funciona perfecto, salvo que venga con algún defecto de fábrica. Pero lo normal es que en un automóvil nuevo, así como ocurre normalmente en un bebé, todo funcione bien. Para mantener esta condición, naturalmente que debemos preocuparnos de revisar que los niveles de refrigerante, lubricantes, líquido de frenos, etc., estén dentro de los límites normales. Además, debemos alimentarlo con gasolina, y cada cierto tiempo habrá que llevarlo a controles con el mecánico, ya que los automóviles son máquinas que sufren desgaste y se les debe reemplazar algunas piezas, cosa que por supuesto no ocurre en un ser humano. También debemos hacer una buena conducción del auto, sin exponerlo a fallas generadas por una mala o descuidada conducción.
Mientras manejemos el auto en forma correcta y normal, poniéndole gasolina limpia y adecuada, cambiándole el aceite cuando corresponda, tendremos vehículo para rato. Pero qué sucederá si no conducimos el auto como se debe, o lo exigimos demasiado, o le ponemos un lubricante que no corresponde al que necesita el motor, o un gasolina contaminada o de mala calidad, o el entorno del lugar está muy contaminado por la polución? Obviamente que el auto empezará a presentar síntomas, sus filtros se taparán, o sus piezas empezarán a fallar. El mecánico podrá reconocer los síntomas y diagnosticar las causas. Si corregimos las causas que hicieron que el estado mecánico («la salud») de nuestro automóvil se deteriorara, entonces todo volverá a la normalidad, siempre que ninguna de las piezas o partes se hayan dañado, en cuyo caso habrá que repararlas o cambiarlas.
Los síntomas son las alarmas o señales que el
cuerpo entrega cuando algo anda mal.
En resumen, diremos que salud es el estado en que el organismo ejerce normalmente todas sus funciones, en tanto enfermedad es la ausencia o deterioro de la salud. La salud puede ser excelente, buena, regular o mala, y en teoría podría medirse o cuantificarse con una escala continua de 0 a 100%. Podemos encontrarnos un día en el 70%, y al día siguiente pasar a un 40% por un fuerte choque emocional, o porque ingerimos una sustancia perniciosa para nuestro equilibrio biológico, de manera que nos llegamos a «enfermar».
La diferencia entre la medicina científica u oficial y las medicinas alternativas u holísticas es que la primera combate enfermedades y elimina síntomas, en tanto las segundas buscan mantener o recuperar el equilibrio del organismo, o sea, su salud. Eliminando las causas desaparecen los síntomas que caracterizan una enfermedad. Para la medicina holística, llamada por algunos «alternativa» y por otros «complementaria», la enfermedad es sólo un conjunto de síntomas producto de causas que se deben identificar y eliminar. La medicina alternativa no «combate» una enfermedad, sino que trata de eliminar la causa que la produce. Muchas veces la causa de una enfermedad y sus síntomas son 100% de origen emocional, entonces no sacamos mucho con recetar un medicamento para aliviar dichos síntomas, si no nos preocupamos de resolver la causa raíz en el plano o cuerpo emocional. Tarde o temprano el síntoma volverá.
¿Pero por qué se pierde la salud? Retomemos el ejemplo del automóvil (el cuerpo), y supongamos que el dueño que lo maneja (el alma) no se ha preocupado de revisar el aceite. Con el tiempo el motor puede presentar una pequeña filtración por envejecimiento de los retenes o de una empaquetadura o sello, o por un calentamiento repentino por falta de refrigerante, etc. Entonces comenzará una pequeña gotera de aceite con la consiguiente pérdida de nivel. Si no nos preocupamos, podremos incluso fundir el motor. ¿Qué produjo esta «enfermedad»? ¿Quién es el responsable en última síntesis de la salud del motor? Naturalmente, el propietario, quien es el único responsable de mantener el automóvil en buenas condiciones. No es culpa del mecánico, no de otra persona, sólo de él. Asimismo, si un automóvil funciona perfectamente, es porque su dueño se ha preocupado de mantenerlo y alimentarlo correctamente.
¿Por qué llegar a esto?
En el caso de una persona, supongamos que se alimenta mal, con comida chatarra, con aceites y grasas industriales, azúcar refinada o edulcorantes artificiales, con alimentos ricos en sal común (cloruro de sodio), en harinas refinadas, y diversos alimentos procesados industrializados llenos de anilinas artificiales, preservantes y saborizantes artificiales, resaltadores del sabor, los que sabemos poseen todos efectos secundarios y es lo que comen muchas personas sin saber el riesgo que conlleva. Obviamente que el organismo terminará intoxicado con tanta basura, y terminará enfermo, con el hígado colapsado, los riñones y pulmones sobrecargados y sin poder eliminar tantas toxinas del organismo. Pero si esta misma persona hubiera sido informada desde pequeño ya sea en el hogar y en la escuela primaria o secundaria de los peligros de tales (malos) alimentos, y en su lugar supiera cómo escoger una alimentación saludable, la cosa sería diferente, y no se enfermaría. Tal vez nunca tendría que ir al médico porque no lo necesitaría.
Comida «chatarra», generadora de graves enfermedades.
La salud es nuestra responsabilidad, pero lamentablemente no se nos enseña a alimentarnos, ni a manejar nuestras emociones en situaciones de conflicto, y más encima la industria de los alimentos nos bombardea con propaganda de alimentos que, realmente, en lugar de ser sanos como se supone que son, son tremendamente insalubres y tóxicos, pero muy rentables para quienes los producen.
Alimentarnos sanamente es de nuestra responsabilidad, de nadie más.
QUÉ ES ENFERMEDAD.
Cómo ya dijimos, enfermedad es ausencia de salud. El diccionario de la lengua española define enfermedad como una alteración de la salud. También la define como una alteración que afecta al funcionamiento de una institución, colectividad, etc. Así, por ejemplo, un paro o una huelga es una enfermedad social o laboral.
Para la medicina científica, enfermedad es una condición anormal del organismo que se debe combatir. La medicina científica o académica fundamentalmente lo que hace es reconocer síntomas y tratar de aplacarlos mediante el uso fundamentalmente de medicamentos, ocasionalmente con ayuda de algunos tratamientos paliativos o complementarios como la kinesiología o la fonoaudiología, o, en último término del uso de cirugía. Sin embargo, generalmente los medicamentos no son capaces de eliminar siempre las causas, ya que en muchos casos éstas no son físicas sino que tienen un origen emocional o mental.
Por el contrario, para la medicina holística o alternativa, «enfermedad es un desacuerdo entre el cuerpo y el alma», y contiene valiosa información que necesitamos aprender a interpretar para darnos cuenta que para superar las situaciones que han gatillado tales síntomas. La medicina holística entiende la enfermedad como una oportunidad para enterarse de que algo malo está ocurriendo en nuestra vida. La enfermedad es el lenguaje que usa el cuerpo que se siente afectado, desgraciado, deteriorado, colapsado, etc., ya sea física o moralmente. Cuando el alma (el chofer o conductor) no se percata de que el cuerpo (el automóvil) está pasando por tal o cual situación, entonces el cuerpo activa alarmas, que son como las luces del tablero del automóvil cuando algo anda mal (alta temperatura, bajo nivel de aceite, batería no carga, etc.). Si el chofer hace caso omiso de las alarmas que el auto le presenta en el tablero, terminará en el taller o en panne en la carretera. Asimismo, cuando el alma hace caso omiso de los signos que el cuerpo le presenta (síntomas), terminará enfermo, en el hospital, o muerto.
En resumen, una enfermedad no es una maldición o un castigo, sino que una oportunidad para cambiar conductas, hábitos, situaciones interpersonales o crisis emocionales que están generando un desequilibrio en nuestra salud. Si la causa es alimentaria, habrá que informarse y cambiar algunos hábitos alimenticios; si la causa es de origen emocional, entonces habrá que reconocer cuál es el conflicto que está gatillando tales síntomas y trabajar en la causa que los origina o pedir ayuda profesional para superarlos.
A nivel, físico, biológico o celular, la enfermedad se produce por el entorno. Este es un concepto muy importante de comprender. Las enfermedades, como el cáncer u otras, cuyas causas se atribuyen equivocadamente a un mal funcionamiento de la célula, a causas genéticas, a un «descontrol» celular, a una supuesta «autodestrucción» de la célula (¡nada más absurdo!) , no se producen realmente por tales motivos.
La célula NO se autodestruye ni se suicida,
por el contrario, siempre trata de sobrevivir y protegerse
de las amenazas del entorno.
Muchas enfermedades se producen a nivel celular, y por lo general siempre tienen relación con el entorno celular, no por causa de la célula en sí misma. Si el entorno celular se encuentra contaminado con sustancias tóxicas que hemos acumulado por una alimentación inadecuada, por el consumo de sustancias químicas, fármacos, tabaco, alcohol, etc., sustancias que el hígado, los riñones y los pulmones ya no son capaces de eliminar de nuestro cuerpo, entonces la acidez o pH del medio líquido que circunda la célula baja por debajo de 7, la oxigenación desciende considerablemente, con lo cual la célula se ve amenazada y puede llegar a enfermar seriamente. Al enfermar la célula, aparecen numerosos síntomas y, consecuentemente, enfermedades que dependerán de la forma en que el organismo o la misma célula trata de defenderse. Ante un inminente peligro que ponga en riesgo la integridad o la vida de una persona, la célula, en conjunto con el sistema nervioso central, ponen en funcionamiento ingeniosos procedimientos para tratar que la célula sobreviva. Tales mecanismos de supervivencia se traducen en síntomas que la medicina científica ha calificado como enfermedades, pero que al saber de la medicina holística, no son más que formas que la célula y el organismo tienen de sobrevivir. Un ejemplo clásico es el cáncer, considerado como una enfermedad incurable y celularmente descontrolada por la ciencia médica, pero que en el fondo es el efecto de un interesante mecanismo de supervivencia celular, el último recurso que la célula intenta por sobrevivir. En resumen, a nivel de enfermedades físicas o celulares, el ser humano no se enferma por causas que se originan en el cuerpo o en el interior de la célula, SINO POR SU ENTORNO. Si vivimos y respiramos aire contaminado, o bebemos agua contaminada –nótese que tanto el aire como el agua son parte de nuestro entorno– es lógico que terminaremos enfermando.
Cuando el entorno celular se encuentra seriamente contaminado,
falto de oxígeno y con un pH bajo, la célula enferma gravemente.
Asimismo, cuando el entorno celular del ser humano es contaminado con
sustancias tóxicas y desechos industriales, comienzan las enfermedades.
Pero también nos enfermamos por causas emocionales, por miedos o por causas mentales. En efecto, cada vez que se produce algún conflicto, miedo o sufrimos alguna crisis en los niveles suprafísicos o existenciales del Ser, se producen también bloqueos que impiden que la energía vital circule libremente entre nuestros cuerpos sutiles, o en el interior de alguno de ellos. También ocurre a menudo que la energía vital no puede fluir libremente hacia un órgano físico, entonces éste enferma. Las causas por el entorno se curan con una adecuada limpieza y desintoxicación del organismo y de las células, con adición de vitaminas esenciales para la salud, a veces conviene usar alguna planta depurativa, o establecer un cambio en la alimentación, eliminando aquellos alimentos que acentúan la afección y prefiriendo aquellos que ayudan a restablecer la salud. Muchas enfermedades desaparecen simplemente suprimiendo los alimentos acidificantes (los que bajan el pH del cuerpo con respecto a 7 que es el pH neutro) y aumentando los alcanilizantes (los que lo suben a 7 o superior). Muchos fármacos también son la causa de muchas enfermedades, principalmente por sus efectos secundarios que por lo general no tomamos en consideración y sobre los cuales lamentablemente los médicos tampoco nos suelen advertir. Las causas emocionales y/o mentales, se pueden tratar en buena forma con terapias psicológicas, muy recomendablemente con alguna orientación holística, pero también con tratamientos energéticos como la acupuntura, reiki, sanación cuántica o similares, y también con ayuda complementaria de elementos y terapias de origen natural, como son la fitoterapia, las esencias florales, la homeopatía, la aromaterapia, entre otras.
Muchas enfermedades son producto de crisis o conflictos
emocionales y grandes temores, a tal punto que se somatizan.
¿Acaso nos enseñan a manejar dichas situaciones
cuando somos niños o en alguna etapa de nuestras vidas?
Para la medicina holística o «alternativa» no hay enfermedades incurables, todas se pueden tratar si aún estamos a tiempo, incluso aquellas que la medicina académica ha catalogado como incurables.
Respecto a las llamadas enfermedades idiopáticas (de «causa desconocida»), no son tales pues siempre es posible encontrar la causa con los procedimientos de diagnóstico y tratamientos naturales correctos. Puede ser que su causa no pertenezca al plano físico, pero sí estará con seguridad en otro plano o dimensión del afectado. El mejor médico es el Ser, el Espíritu, la Mónada Inmortal del propio paciente o afectado de una enfermedad, y es quien mejor lo puede asistir, para lo cual puede ser asistido por un terapeuta calificado, intuitivo y sensible que lo canalice. Existen también terapias en las que intervienen seres de otras dimensiones, médicos espirituales que conocen y reconocen de inmediato la causa de la enfermedad y que asisten al enfermo a través de un terapeuta entrenado en la canalización de energía. Otro tipo de medicina se basa en la energía armonizante contenida en las plantas o en las flores, y ejemplo de éstas son la Elementoterapia y la Terapia Floral, respectivamente. Esto, naturalmente, jamás será aceptado por una medicina basada únicamente en la materia y en las 3 dimensiones básicas de la geometría euclidiana: largo, ancho y alto. Definitivamente el ser humano, así como los animales y plantas, no somos seres de 3 dimensiones, somos seres MULTIDIMENSIONALES. Sin este importante concepto, la medicina no puede ser efectiva.
Muchas de las llamadas enfermedades se originan en los cuerpos invisibles del ser humano. No todo es físico ni químico, y ese es el motivo por el cual los medicamentos farmacéuticos jamás podrán curar, por ejemplo, una depresión. En cambio, con un tratamiento alternativo y sin fármacos, una depresión puede ser tratada y curada en poco tiempo.
En numerables casos, la raíz de la enfermedad está en el alma, al igual que la sanación. Por eso es que la medicina alternativa u holística sí que funciona, ¡y muy bien!
QUÉ SON LOS CUERPOS INVISIBLES
La ciencia médica moderna desconoce la verdadera naturaleza del ser humano, su anatomía oculta, ya que sólo acepta la existencia del cuerpo físico, de lo material y lo tangible. Por tal motivo es una ciencia materialista ciento por ciento, en el buen sentido de la palabra. Por el contrario, la medicina holística o alternativa reconoce la existencia y trabaja en sus tratamientos con los cuerpos invisibles o sutiles, que permiten al ser humano procesar los instintos, las emociones, los pensamientos, la voluntad, los sentimientos, etc. Todas estas funciones psicofisiológicas no son parte del cuerpo físico, ni las procesa el cerebro, como se suele creer ignorantemente incluso a nivel académico.
Todo ser humano posee varios cuerpos, los cuales se pueden resumir en los siguientes:
-
Cuerpo Físico
-
Cuerpo Vital
-
Cuerpo Emocional
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Cuerpo Mental
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Cuerpo Causal o de la Voluntad
-
Cuerpo de la Conciencia
-
Cuerpo del Espíritu
Los cuerpos sutiles en conjunto con el cuerpo físico, forman el vehículo del alma.
Cada uno de estos cuerpos forman parte de un sistema integral, perfecto, multidimensional, sincronizado y completo, y a través de cada uno de ellos es que podemos desarrollar las distintas funciones de la vida. A través de ellos es que el ser humano, entendiendo por éste una tríada de cuerpo, alma y espíritu, o, en otras palabras, de materia, energía y conciencia, puede desenvolverse en el mundo terrenal, así como en los planos superiores de Conciencia.
Así, por ejemplo, los pensamientos se procesan en el cuerpo mental, y en el mundo mental cobran vida; las emociones y sentimientos se procesan en el cuerpo emocional, cobran vida y se transmiten en el plano o dimensión emocional; todo lo volitivo, lo relativo a la voluntad, pertenece al cuerpo causal, y los instintos se integran en el cuerpo vital. El cuerpo físico es el más denso de todo el sistema, y es uno más, y es la máquina que nos permite desenvolvernos en el plano tridimensional o «mundo físico». Todos los cuerpos son parte de un sistema en equilibrio y cuando todo funciona bien, cuando hay equilibrio, felicidad y salud, existe energía de vida que va pasando o fluyendo de uno a otro. Pero cuando se produce un conflicto interno en la vida, una crisis, un temor que nos atormenta, etc., es posible que en uno de los cuerpos se produzca un bloqueo que impida a esa energía de vida fluir de un cuerpo a otro hasta llegar y alimentar finalmente al cuerpo físico y a sus órganos. En ese momento comienza a gestarse un desequilibrio y por lo tanto se puede esperar que sobrevenga una enfermedad.
Son los llamados cuerpos invisibles, de los cuales la ciencia y la medicina académicas no conocen ni reconocen como parte integral de la vida. En ese sentido, la ciencia médica está muy atrasada, y mucho más sabían las antiguas civilizaciones que sí conocían la existencia de tales estructuras vitales e invisibles llamadas los cuerpos sutiles.
Los cuerpos sutiles están todos juntos, «aquí y ahora», pero no se entremezclan ya que son de frecuencia vibracional diferente. Cada uno pertenece a una dimensión diferente. El mundo y el universo tiene dimensiones. El mundo físico es sólo una de esas dimensiones, la tercera dimensión o mundo físico. Cuando la ciencia académica reconozca la existencia de las restantes dimensiones de la Naturaleza, habrá dado un salto abismantemente grande en cuanto a la comprensión del Universo y por los tanto del ser humano y su constitución interna. El ser humano es un microcosmos, y al comprender el macrocosmos es posible entender mejor el microcosmos que es el hombre. «Así como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba» (aforismo Hermético).
La medicina académica o científica únicamente trata los síntomas del cuerpo físico, el único visible y tangible para la vista y el tacto, pero realmente el cuerpo físico es sólo la punta del iceberg. En cambio, la medicina alternativa trata la totalidad de los cuerpos existenciales del ser, razón por la cual es tan efectiva, y la medicina oficial al no poder explicar los resultados de la primera, los niega, los refuta, los ridiculiza, etc. y a muchos terapeutas los trata de charlatanes. Es el eterno conflicto entre la alopatía y la homeopatía, entre la medicina oficial y la alternativa o natural, y en definitiva el conflico entre la enfermedad y la salud. La enfermedad la necesita la industria para sobrevivir y lucrar; la salud no le conviene a la industria de la enfermedad porque se derrumbaría. Por eso hoy se forman médicos y medicinas basados en la enfermedad, no en la salud, esa es la triste realidad de los hechos.
Alcance de la Medicina Científica y de la
Medicina Holística, mal llamada «alternativa».
Para terminar este artículo, reflexionemos en las siguientes preguntas fundamentales:
PREGUNTA N°1
¿Por qué la medicina científica establecida, con tantos adelantos en investigación científica y farmacéutica, con tantos avance tecnológicos en equipos de diagnóstico, incluyendo un detallado conocimiento del organismo físico a nivel celular y genético, no ha conseguido que el ser humano viva sano y libre de enfermedades y, en cambio, cada vez encontramos en la Humanidad más y más enfermedades, más y más enfermos, más cadenas de farmacias, más clínicas y laboratorios, y más y más sistemas de seguros médicos y previsionales privados de salud?
PREGUNTA N°2
¿Por qué las llamadas medicinas «alternativas» o «complementarias» han sido siempre menospreciadas por la medicina científica oficial y los medios sanitarios establecidos, y durante tantos años han sido sometidas a cuestionamiento o ridiculización, o relegadas a un nivel secundario o «complementario», no obstante que quienes las practicamos sabemos que funcionan en forma efectiva, rápida, natural y sin fármacos?
PREGUNTA N°3
¿Por qué los sistemas sanitarios establecidos y las leyes que los regulan no permiten a la población que cotiza en los sistemas previsionales escoger con qué tipo de medicina atenderse, y poder financiarla mediante bonificación, llámense bonos de ISAPRE, FONASA o como sea que se llamen en su país?
Autor: Victor Grunwald B.
Agradeceremos su comentario en este blog.
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